Más vale tres horas demasiado pronto que un minuto tarde.

Aunque ella es pequeña, es feroz.

Nuestra paz permanecerá firme como montañas rocosas.

Ahora es el invierno de nuestro descontento.

No hay oscuridad sino ignorancia.

Dios te ha dado una cara, y tú te haces otra.

Escucha a muchos, habla con unos pocos.

La ignorancia es la maldición de Dios, el conocimiento es el ala con que volaremos al cielo.

Duda que las estrellas sean fuego, duda que el sol se mueva. Duda que la verdad pueda ser mentirosa, pero nunca dudes que amo.

¡Qué lejos llegan los destellos de esa pequeña vela! Así brilla una buena acción en un mundo malo.

El amor no se mira con los ojos, sino con la mente, y por eso, al alado Cupido lo pintan ciego.

¡Buenas noches, buenas noches! La despedida es tan triste, que diré buenas noches hasta que sea mañana.

El amor es un humo hecho con los vapores de los suspiros.

Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte, los valientes solo sienten la muerte una vez.

Si la música es el alimento del amor, tócala.

El infierno está vacío y todos los demonios están aquí.

No hay nada bueno o malo, es el pensamiento el que lo hace así.

Ningún legado es tan rico como la honestidad.

Sabemos lo que somos, pero no lo que seremos.

Un toque de la naturaleza hace que todo el mundo sea pariente.

No está en las estrellas mantener nuestro destino sino en nosotros mismos.

Un tonto se cree sabio, pero un hombre sabio sabe que es un tonto.

Ama a todos, confía en unos pocos y no hagas mal a nadie.

Con alegría y risas deja que lleguen las arrugas viejas.

Ama a todos, confía en unos pocos.

El amor es demasiado joven para saber qué es la conciencia.

El amor a uno mismo, mi señor, no es un pecado tan vil, como el abandono de uno mismo.

El amor es un humo hecho con el vaho de los suspiros.

El curso del verdadero amor nunca se desarrolló sin problemas.

Si la música es la comida del amor, sigue tocando.

No está en las estrellas mantener nuestro destino sino en nosotros mismos.

Ningún legado es tan rico como la honestidad.

Algunos nacen grandes, otros alcanzan la grandeza.

La brevedad es el alma del ingenio.

El necio piensa que es sabio, pero el sabio sabe que es tonto.

Sabemos lo que somos, pero no sabemos lo que podemos ser.