Cuando las deudas no se pagan porque no se pueden pagar, lo mejor es no hablar de ellas y volver a barajar las cartas.

Cada jugador debe aceptar las cartas que la vida le ofrece: pero una vez que estén en la mano, sólo él o ella debe decidir cómo jugarlas para ganar el juego.

Las cartas están entre el más significativo recuerdo que una persona puede dejar.

Un gran éxito social es una chica bonita que juega sus cartas tan cuidadosamente como si fuera normal.

No recibo cartas de los muertos, y sin embargo, cada día los quiero más.

La vida no siempre es cuestión de tener buenas cartas, sino a veces, jugar bien una mala mano.